Goodbye, L.A.
Por
Wilmarth
No voy a decir que fue un placer. En esta ocasión, me saltaré las formalidades y la buena educación. Padre siempre me dijo que no había que perder las buenas costumbres, incluso en momentos de máxima ira o goce. Pero me tomaré la libertad de faltar a su enseñanza, al menos por esta vez.
Sin duda alguna, no fue agradable. Tú no me gustas, y yo no te gusto. Sí, has dado cuna a gente que quiero mucho, y a otros que no quiero tanto, pero son agradables. A otros, que no me molestaría ver morir, también los has cobijado. Pero son excepciones a una regla que es más asquerosa que cualquier trozo rectangular de madera, graduado con líneas talladas a la fuerza, que podría imaginar.
Sin duda alguna, no fue agradable. Tú no me gustas, y yo no te gusto. Sí, has dado cuna a gente que quiero mucho, y a otros que no quiero tanto, pero son agradables. A otros, que no me molestaría ver morir, también los has cobijado. Pero son excepciones a una regla que es más asquerosa que cualquier trozo rectangular de madera, graduado con líneas talladas a la fuerza, que podría imaginar.
26 de diciembre de 2009