Simplemente, cuesta imaginar el mundo como tal sin las melodías que acompañan cada paso de nuestras vidas.
Hace algunos días, para variar gracias a la influencia de eventos al azar en mi vida, retomé un disco de Rush. La sinfonía del universo, como la conocen muchos. Y la verdad, es que si bien no todos tenemos el talento para expresar nuestras emociones y creencias, ficciones y deseos ocultos a través de productos audiovisuales de alta calidad, creo hablar por todos cuando digo que el soundtrack que tenemos para nuestro andar por el planeta es, como poco, un imperativo natural.
Hay gente que no tiene nombre para nosotros. Son canciones, notas que flotan en nuestros oídos y suenan mucho mejor que las sílabas que componen las formas que, para todos, son nuestros nombres y apellidos. Por eso, mi Caro es Cornell - Alice in Chains - Pearl Jam, mi hermana Natalia es Dolores O'Riordan y J.A. es Pulp, sin duda alguna.
Lo anterior obliga a estar en paz con mi pasado, presente y futuro. Si estoy en una caja de supermercado, y oigo Working Man de Rush sonar a lo lejos, no puedo evitar recordar los meses en el diario, en que todo era feliz a pesar del cansancio y la exigencia. Si sumas Rush a cualquier cosa, el resultado es positivo.
O recordar a Sergio, cuando Bycicle Race de Queen abre las puertas a un ritmo juguetón y frenético que te hace querer hacer deporte, incluso cuando lo odias más que a todo en el mundo.
Los Monos son, sin comparación, la primera referencia mental cuando las primeras notas de Bullet with Butterfly Wings de mis amados Smashing Pumpkins invaden cada curva de mi cerebro.
Meses incomparables donde nada importaba más que la diversión y romper los estándares de todo y de todos son evocados casi al instante con cualquier canción de L'Arc~en~Ciel. Asimismo, Placebo es un himno sin parangón de la casa de Pato, el vórtice del tiempo -para los que saben de qué hablo.
O recordar a Sergio, cuando Bycicle Race de Queen abre las puertas a un ritmo juguetón y frenético que te hace querer hacer deporte, incluso cuando lo odias más que a todo en el mundo.
Los Monos son, sin comparación, la primera referencia mental cuando las primeras notas de Bullet with Butterfly Wings de mis amados Smashing Pumpkins invaden cada curva de mi cerebro.
Meses incomparables donde nada importaba más que la diversión y romper los estándares de todo y de todos son evocados casi al instante con cualquier canción de L'Arc~en~Ciel. Asimismo, Placebo es un himno sin parangón de la casa de Pato, el vórtice del tiempo -para los que saben de qué hablo.
Y los tiempos complejos, donde todo era gris y dramático, son sinónimo de una mezcla de tonadas que traen a mi mente a las personas más diversas. Algunas que todavía hoy se cruzan en mi línea de tiempo, otras que han dicho adiós por propia voluntad, y algunos que fueron arrebatados de nuestro lado por fuerzas más allá de nuestra comprensión. Pink Floyd y The Who se encargan de llenar esos vacíos, cruzados por cada extremo posible de este plano de realidad por los geniales Joy Division.
Así, podría seguir con Deftones, Sigur Rós, R.E.M., Spoon, David Bowie, The Cure, Portishead, Radiohead, Sonic Youth, The Killers, Rage Against the Machine, Bush, Beck, Chemical Brothers, Aphex Twin, The Smiths, Congelador, Pixies, Silverchair, Metallica, y tantas, tantas otras bandas que significan momentos clave. Podría recorrer una eternidad sólo revisitando música, momentos imborrables que han quedado grabados en discos de vinilo y bandas magnéticas que anidan en la memoria.
Porque un mundo sin música NO es una realidad aceptable, y porque el universo necesita una sinfonía para sincronizar a cada ser viviente que lo habita, sigo entregándome a los cientos de miles de artistas que a través de la historia humana han sacrificado todo para construir nuestras vivencias más preciadas.
Los dejo con Tom Sawyer de Rush, presentada por el cuarteto más famoso de South Park:
Así, podría seguir con Deftones, Sigur Rós, R.E.M., Spoon, David Bowie, The Cure, Portishead, Radiohead, Sonic Youth, The Killers, Rage Against the Machine, Bush, Beck, Chemical Brothers, Aphex Twin, The Smiths, Congelador, Pixies, Silverchair, Metallica, y tantas, tantas otras bandas que significan momentos clave. Podría recorrer una eternidad sólo revisitando música, momentos imborrables que han quedado grabados en discos de vinilo y bandas magnéticas que anidan en la memoria.
Porque un mundo sin música NO es una realidad aceptable, y porque el universo necesita una sinfonía para sincronizar a cada ser viviente que lo habita, sigo entregándome a los cientos de miles de artistas que a través de la historia humana han sacrificado todo para construir nuestras vivencias más preciadas.
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