Hola, pianola.
Faltar el respeto a los mayores ha sido, desde siempre, una manifestación personal, extensible a lo particular e incluso lo proletario. Cuando los mayores oprimen, es fácil encontrar aliados en cruzadas interminables por erradicar reglamentos a medias, instrucciones carentes de sentido o, si los más veteranos son muy insistentes en imponer sus arcaicos designios, y los disidentes son muy parados de la hilacha, hacer arder Troya.
Faltar el respeto a los mayores ha sido, desde siempre, una manifestación personal, extensible a lo particular e incluso lo proletario. Cuando los mayores oprimen, es fácil encontrar aliados en cruzadas interminables por erradicar reglamentos a medias, instrucciones carentes de sentido o, si los más veteranos son muy insistentes en imponer sus arcaicos designios, y los disidentes son muy parados de la hilacha, hacer arder Troya.
Sin embargo, un cuento totalmente diferente es cuando el o la desubicad@ de turno le falta el respeto a auténticas leyendas, que han legado su cultura, sabiduría o estética a generaciones que no sólo han ensalzado estas virtudes, sino que además han creado a partir de ellas.
Aunque las faltas de respeto existen de acuerdo al ojo que las ve, y que puede no ser tal para otro ojo con otra formación valórica, hay consensos generalizados y tajantes, que nadie se atrevería a ridiculizar, mucho menos a cuestionar. No es que sean personajes intocables y dogmáticos; es la población, en su generalidad, la que desea mantenerlos sin mancha y sobre el altar.
Personalmente, me incomoda hasta el punto de pararme de mi asiento cuando utilizan canciones memorables para spots publicitarios mediocres. No entiendo por qué procesos mentales (o anales) pasa el genio artista detrás de semejante proyecto, y el sobreinsuflado ego que lo alimenta, que piensa que muy probablemente, la canción ideal para el comercial que tiene en carpeta es Money, de Pink Floyd.
Y es que no es simplemente que yo sea un mañoso -aunque lo soy-; los homenajes deberían ser, por último, honorables y respetuosos. Alguien que es capaz de considerar No Rain de Blind Melon para su publicidad, debería entender que Shannon Hoon envió a la pequeña abeja al mundo de las abejas de todos los tamaños y formas por algo. Que no es azar que No Rain sea, según VH1, uno de los mejores videos de todos los tiempos. Tampoco, que Pearl Jam escribió la canción Bee Girl pensando en la legendaria performance de Heather DeLoach con las antenas de alambre. Alguien realmente perturbado e ignorante debe creer que No Rain representa fielmente los ideales de una compañía sin corazón.
Me molesta también cuando se distorsionan los arquetipos y se moldean a antojo, sólo para llamar la atención. Es bueno hacerlo, cuando se tiene algo que decir. Pero llamar la atención sólo para atraer miradas a los pechos o al trasero, y de paso destruir íconos culturales. Acepto sin chistar que la gente crea divertido disfrazarse de lo que sea, incluso que un obeso fan se ponga la tanga dorada de Leia y haga la danza del vientre. Pero, incluso ese fan se preocupa de que su vestuario no tenga fallos.
Vestirse de una de las hiperventiladas de Love Hina no requiere una reverencia ni mucho menos, y da lo mismo incluso si confundes los colores de las prendas de las generosas muchachas. No da lo mismo vestirse de Faye Valentine y olvidar el color de sus lascivos suspensores. Si no vas a hacer el homenaje como debes hacerlo, mejor no lo hagas. Si los comics y el anime pudiesen blasfemar y maldecir, te aseguro que caerían sobre ti con todo el peso de la bilis y el odio nipón.
En fin, sólo pido respeto a las leyendas. Son personajes míticos por algo. No ha sido capricho de una sola persona, son miles los que comulgan con el sentimiento para mantener, por ejemplo, a Linn Minmei como el arquetipo de la pendeja calientasopas putaza y hueca, que usa la camisa del mino que ni siquiera se come sobre su cuerpo en bolas para puro cagarle la onda a la mina más tierna y dulce -de esas con las que todos quieren casarse y tener mil hijos y presentarla a la mamá- del mundo, que es Misa Hayase (o Lisa Hayes para los niños Robotech), y termina sus días sola y ebria y seguramente como heroinómana meretriz de algún barucho decadente del universo Macross, tristemente célebre por su garganta profunda que tantas y lindas canciones alguna vez dio origen.
Ahí se ven.
PD: .omsacras evalc ne esaèL
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