Whatever Works
Por
Wilmarth
19 de octubre de 2009
 Cada vez somos menos. Nos movemos de noche y durante el día, nos turnamos para hacer guardia. No nos quedamos más de dos días en el mismo lugar, y evitamos los sitios públicos o altamente concurridos.
Cada vez somos menos. Nos movemos de noche y durante el día, nos turnamos para hacer guardia. No nos quedamos más de dos días en el mismo lugar, y evitamos los sitios públicos o altamente concurridos. Tiempo atrás, amábamos encontrar en la radio una banda nueva. Tal vez no era desconocida, pero al menos tú jamás la habías oído, y era probable que tus amigos tampoco. La metías en un CD, rellenabas el disco con mierda para no perder los 600 pesos que costaba, y la andabas trayendo en tu mochila, lista para saltar de mente en mente y revolucionar a todo el que estuviera dispuesto a probar algo diferente.
Tiempo atrás, amábamos encontrar en la radio una banda nueva. Tal vez no era desconocida, pero al menos tú jamás la habías oído, y era probable que tus amigos tampoco. La metías en un CD, rellenabas el disco con mierda para no perder los 600 pesos que costaba, y la andabas trayendo en tu mochila, lista para saltar de mente en mente y revolucionar a todo el que estuviera dispuesto a probar algo diferente. Para Claudia, Marcus era uno más de los cientos de desamparados que luchaban día a día por comer algo digno en medio de la creciente pobreza que azotaba nuestro barrio. Un chico que, además, frecuentemente veía cerca de los automóviles, reparando motores viejos o recargando los estanques de las camionetas.
Para Claudia, Marcus era uno más de los cientos de desamparados que luchaban día a día por comer algo digno en medio de la creciente pobreza que azotaba nuestro barrio. Un chico que, además, frecuentemente veía cerca de los automóviles, reparando motores viejos o recargando los estanques de las camionetas. Marcus mira por cuarta vez el reloj de madera del Salón de Reuniones, en menos de cinco minutos. Se pisa los pies constantemente, y tuerce los dedos sobre su eje para hacerlos tronar. El Gran Bill odiaba que hiciera aquello, señalando con muecas particularmente graciosas y evitando llamar la atención del resto que tronar los dedos era un gesto de mala educación.
Marcus mira por cuarta vez el reloj de madera del Salón de Reuniones, en menos de cinco minutos. Se pisa los pies constantemente, y tuerce los dedos sobre su eje para hacerlos tronar. El Gran Bill odiaba que hiciera aquello, señalando con muecas particularmente graciosas y evitando llamar la atención del resto que tronar los dedos era un gesto de mala educación. No son pocas las diferencias que Claudia tiene con la gran mayoría de nosotros. En primer lugar, ella proviene de la cuna de quienes representan la mayor amenaza a nuestra libertad y a quienes estamos combatiendo día a día. En segundo lugar, la chica ha estudiado en su vida mucho más de lo que todos nosotros combinados llegaremos a leer en nuestras vidas. Y finalmente, es capaz de planificar a gran escala y de ver los pequeños detalles de delicadas y complejas vías de escape y de ofensiva paramilitar, sin siquiera haber sido entrenada para aquello.
No son pocas las diferencias que Claudia tiene con la gran mayoría de nosotros. En primer lugar, ella proviene de la cuna de quienes representan la mayor amenaza a nuestra libertad y a quienes estamos combatiendo día a día. En segundo lugar, la chica ha estudiado en su vida mucho más de lo que todos nosotros combinados llegaremos a leer en nuestras vidas. Y finalmente, es capaz de planificar a gran escala y de ver los pequeños detalles de delicadas y complejas vías de escape y de ofensiva paramilitar, sin siquiera haber sido entrenada para aquello.  
 
"20 dólares compran mucho maní, pero no en Chile."
"Colecciono almas para el regreso del Gran Cthulhu"
"Si tuviera memoria fotográfica recordaría el propósito de este post, pero… no."
"No me pregunten quién soy ni me pidan que siga siendo el mismo."
"Por la fuerza de la Razón."