Hola a todos.
Creo que nunca está de sobra repasar lo básico, para aquellos que no conocen los cimientos de toda una corriente viral de Internet, o simplemente recordar el origen tal como es. Es bien sabido que, mientras más leemos sobre algo, y lo complementamos con nueva información, el concepto primigenio se desdibuja, hasta que dejamos de conocerlo.
asdf, o ASDF, son las cuatro primeras letras sobre las que posamos la mano izquierda en el tipo más común de teclado en Occidente, el teclado QWERTY. Meñique sobre la A, anular sobre la S, medio sobre la D, e índice sobre la F. Situamos los dedos sobre estas teclas de manera cuando escribimos y cuando descansamos la mano. Incluso, cuando queremos escribir cualquier cosa, para rellenar un ejemplo que particularmente no debería tener significado, utilizamos la secuencia "asdf". Porque está ahí, es lo más fácil, y sigue una lógica.
Tal vez por ello, asdf se ha convertido en mucho más que sólo el tópico de una conversación que no tiene realmente un tema que discutir o comentar. Como "Seinfeld", que es una situation comedy (sitcom) acerca de nada más que situaciones cómicas. En otras palabras, lejos de ser una contradicción, es la reafirmación del concepto.
Pero, cabe cuestionar, ¿somos realmente libres de expresar nuestra "nada" de una forma distinta a "asdf"? Porque parece abarcar perfectamente lo que deseamos expresar, sin prácticamente decir algo.
Similar proceso ocurre, en mi opinión, con los apodos. No nacemos con un nombre propio en estado bruto, sino que somos repensados bajo una estructura socioemocional que estará, invariablemente, condicionada por un nombre. Nuestros padres trazan un conjunto de reglas que determinarán, en el futuro, cada uno de los encuentros sociales que tengamos con otros seres humanos, con máquinas e incluso con animales. No da lo mismo llamarse Efraín Alfredo, que ser Javier Alejandro. Incluso, si entre ambas opciones sólo hubo tres vasos de whiskey de distancia.
En algún punto de la infancia, tomamos consciencia de nuestra constitución física, y nacen los primeros apodos, o sobrenombres. Construcciones lingüísticas o adjetivos que otorgamos a personas que cumplen ciertos criterios, obviamente consensuados, de estatura o contextura. Chico, Flaco, Guatón, Rucio, Orejón, entre tantos otros. Conforme pasa el tiempo, además, vamos refinando estos apodos, y los conjugamos con nuestra cultura, para dar paso a nuevos motes que, para nuestra satisfacción, pueden ser todavía más "llamativos". Es así como el compañero rellenito pasará a ser conocido como "Mole", el niño de cabello rojizo será el "Niño de Cobre", o aquella compañera que se ha desarrollado antes que el resto recibirá apodos que no estarán sino cargados de hostilidad e ignorancia.
Sin embargo, poco tiempo pasará antes que comencemos a apreciar de forma diferente a estas personas, y ya no será tan divertido llamarles por esos apodos. Lo que ignoramos es que el poder de colocar un apodo está en nuestras manos, pero una vez que los socializamos, dejan de pertenecernos. Se funden con el medio, y se convierten en una identidad de quien refieren. Y no importa cómo pienses sobre política o en qué Dios creas, no se puede privar a alguien de su identidad. Haya sido ésta adquirida de forma voluntaria o no.
Visto de este modo, parecemos estar muy determinados a llamar a otros por apodos que, para siempre, significarán para nosotros quien esa persona es, tal como lo conocemos, y no por los nombres que sus padres le otorgaron (con afecto o malicia). Son improntas, un instintivo asdf que se graba en nuestras mentes y hace que, si te llama uno de tus amigos por teléfono, no lo reconozcas por su nombre del Registro Civil, sino por algún otro sobrenombre que tú has acuñado, o recogiste de su entorno más cercano.
Visto de este modo, parecemos estar muy determinados a llamar a otros por apodos que, para siempre, significarán para nosotros quien esa persona es, tal como lo conocemos, y no por los nombres que sus padres le otorgaron (con afecto o malicia). Son improntas, un instintivo asdf que se graba en nuestras mentes y hace que, si te llama uno de tus amigos por teléfono, no lo reconozcas por su nombre del Registro Civil, sino por algún otro sobrenombre que tú has acuñado, o recogiste de su entorno más cercano.
La Rana siempre será la Rana, Funko es Funko aquí y en Tel Aviv, Minako siempre será ella sin importar cuánto tiempo haya pasado desde la última vez que la llamaron así, y Emololz representa hoy la misma construcción de persona que la caracterizó en sus orígenes, sin importar que ahora refiera a un sujeto física y emocionalmente muy diferente al de antaño.
Por esta razón, pedir que un apodo sea removido, silenciado o modificado es la petición más ingenua e inútil que alguien podría hacer. Una vez que existe, no puede ser extraído de todos aquellos que lo hicieron suyo, tal como no podemos remover nuestro Yo de las mentes de cada uno de los que nos han conocido. Nos guste o no, siempre seremos nosotros, y más vale que hagamos las paces con cada uno de nuestros apodos.
Así, asd siempre tendrá una infaltable, inseparable e imborrable f.
Por esta razón, pedir que un apodo sea removido, silenciado o modificado es la petición más ingenua e inútil que alguien podría hacer. Una vez que existe, no puede ser extraído de todos aquellos que lo hicieron suyo, tal como no podemos remover nuestro Yo de las mentes de cada uno de los que nos han conocido. Nos guste o no, siempre seremos nosotros, y más vale que hagamos las paces con cada uno de nuestros apodos.
Así, asd siempre tendrá una infaltable, inseparable e imborrable f.
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