"Estas tierras son el lugar por el cual nuestra caravana ha de cruzar en su camino al oeste. Más allá de la bruma del final de esta era, hemos de emprender nuestra última travesía. Las verdes campiñas separan las decadentes luces de civilización de aquella costa plateada que tarde o temprano debemos alcanzar.Nos veremos forzados a dejar nuestras pertenencias atrás; el viaje es largo y sólo con carga ligera podríamos enfrentarlo. Está escrito que las razas de los hombres, divididas en clanes y familias, cabalgarán y caminarán desde las grandes ciudades y los pueblos hacia los caminos olvidados; estas rutas, cubiertas por el pavimento de numerosas décadas, sólo serán reveladas al cuarto día de comenzado el ocaso de nuestras tierras, y comprenderán el regreso de hombres sabios a la comunión con la Naturaleza y de valientes guerreros que aceptarán su destino y empuñarán sus armas.
Nuestra gran familia, que será llamada por todos por sus Nombres Verdaderos, se reunirá en septentrionales latitudes una noche de abril. Compartiremos antiguas y nuevas anécdotas, beberemos, reiremos, danzaremos y dormiremos para abandonar suelo conocido al siguiente amanecer. Los más fuertes cabalgarán al frente de nuestra caravana, mientras los demás rodearemos la diligencia y haremos guardias alternadas.
Al llegar al océano, habremos de cruzarlo en la corteza del Árbol de la Tierra que será abordado por todos quienes emigren desde los campos del sur. Navegaremos confiados en nuestros dioses y seremos recibidos en la costa del más antiguo continente por quienes emprendieron el camino a las Tierras que Nunca Morirán antes que nosotros. En esta emotiva reunión, habremos de conocer las últimas verdades de nuestra permanencia terrenal y nuestro viaje espiritual y habrá finalizado.
Está dicho que cruzaremos el pórtico gigantesco del muelle donde zarparán las brillantes góndolas seis meses después de haber abandonado nuestros hogares. Lo haremos todos juntos, unidos en la amistad, el amor y la verdad, embebidos de sabiduría eterna. Serán distinguidos aquellos valientes que lideraron las numerosas caravanas supervivientes y los demás les festejaremos en las costas.
En este nuevo Reino, seremos recibidos por los más grandes de nuestras razas, y se nos guiará finalmente a nuestros póstumos aposentos, donde hemos de escribir nuestros libros, ensayar nuestros últimos poemas y relataremos a todas las culturas, que serán entonces una sola, cómo vivimos y morimos en la última era de los hombres para ya nunca más estar solos.”
(Extraído del tomo XXXIV de "Leyendas Romances del Monasterio de Pelor")
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